LA LLUVIA DEL CIRUELO
- Fecha: 30-08-2024
- Autor: P. Alejandro Quezada, CMF
Cuando hablamos del agua no podemos dejar de evocar las palabras del Profeta Isaías cuando dice que la palabra de Dios es como el agua que "baja del cielo, empapa la tierra, la hace germinar y dar fruto" (Isaías 55,10-11).
Cuando los Misioneros Claretianos, hace varios años, publicábamos la Revista “Presencia Apostólica”, el R. P. Román Angel Moreno -en paz descanse- escribió un artículo interesante titulado: "Agua Bendita, Bendita Agua" en el cual subrayaba la importancia de este líquido vital y su origen divino: el agua está bendita desde que nace porque viene de las manos de Dios.
Este precioso líquido que hidrata, purifica, limpia y da vida, también provoca destrucción y muerte, "porque Dios dispuso que un mismo elemento diera fin al pecado y origen a la virtud" (como reza el Oracional). En octubre del año pasado, por diferentes medios, nos dimos cuenta como Otis barrió casi toda la costa sur de Guerrero.
La tarde del 27 de agosto, Fiesta de Santa Mónica, cayó un "diluvio" en el Ciruelo acompañado de vientos fuertes que derribaron la "parota" del panteón. Un árbol grande y viejo que presidía el Camposanto de esta población. Las bocinas locales anunciaron la noticia y las personas fueron a limpiar la zona, arreglaron las tumbas de sus familiares difuntos y elevaron plegarias por ellos.